El «edadismo» es un término acuñado por el gerontólogo y psiquiatra Robert Butler a finales de la década de los 60 para referirse a los tópicos, estereotipos, prejuicios y todo tipo de actitudes negativas que se sufren por motivos de la edad. Investigaciones recientes revelan que la discriminación por esta cuestión puede estar en estos momentos tanto o más generalizada que el sexismo y el racismo y tiene graves consecuencias.
Las Naciones Unidas lo consideran literalmente “un problema mundial” y se calcula que una de cada dos personas en el mundo tiene actitudes «edadistas». Según un informe reciente publicado por la OMS, este hecho empobrece la salud física y mental de las personas mayores, conduce a su aislamiento social, reduce su calidad de vida, provoca muertes tempranas y cuesta cada año miles de millones de euros a la sociedad. La estimación del alto organismo es que unos 6,3 millones de casos de depresión en todo el mundo son atribuibles al «edadismo», un problema que además se entremezcla con otras formas de prejuicios, como las relacionadas con el sexo, la raza o la discapacidad.
Esto deriva en un exceso de gastos en atención médica que podrían ser evitables. Y es que el «edadismo» afecta negativamente a la salud a través e tres vías:
- Psicológica: los estereotipos negativos sobre la edad pueden aumentar el estrés, la ansiedad y los síntomas asociados a la depresión.
- Conductual: la imagen desfavorable que tienen las personas de sí mismas por su edad suele conllevar unos peores comportamientos en cuanto a la atención a su salud, a la hora de cuidarse, quererse e incluso seguir las pautas de los medicamentos que les suscriben.
- Fisiológica: estos prejuicios negativos sobre la edad suelen indicar cambios cerebrales perjudiciales décadas más tarde.
La pandemia y sus consecuencias han reforzado estereotipos «edadistas». Titulares como “Mueren los viejos” o “Las víctimas son las personas mayores y vulnerables” contribuyeron a profundizar en la discriminación. Las noticias referidas a personas más jóvenes se trataron en profundidad, al mismo tiempo que las muertes de las personas mayores podría parecer que únicamente merecían engrosar las estadísticas.
Al mismo tiempo, las medidas adoptadas de confinamiento y aislamiento acrecentaron la sensación de miedo y soledad especialmente en este sector de la población y expresiones vertidas por políticos y medios de comunicación como “nuestros mayores” o “los abuelos” son a menudo inadecuados. Ni son “nuestros” en sentido de propiedad, ni todos son necesariamente “abuelos” en su acepción de parentesco.
Este tipo de expresiones y comportamientos, muchas veces inconscientes o incluso bienintencionados y protectores (“tú no puedes hacer esto”, “se olvida de las cosas porque es mayor”, “no puedes aprender ya a tu edad”), son síntomas de «edadismo», que todos debemos vigilar, examinar y corregir.
El propio Ministerio de Sanidad asegura que el «edadismo» forma parte de nuestra comprensión del propio envejecimiento, de nuestras relaciones intergeneracionales y limita nuestra comprensión de la diversidad existente en la vejez. Entre sus efectos negativos, señala:
1. Estrés cardiovascular, que se traduce en que las personas mayores con actitudes negativas sobre el envejecimiento pueden vivir 7,5 años menos que los que tienen actitudes positivas.
2. Percepción negativa que conlleva riesgo de auto-exclusión.
3. Perpetúa creencias estereotipadas sobre el envejecimiento, de forma que dejan de tener presencia y representación en medios de comunicación y actividades públicas, con la consecuente invisibilización y ausencia de participación en la toma de decisiones.
4. Limita el acceso de las personas mayores al mercado laboral, con pérdida de autoestima, sentimiento de “inutilidad” y disminución de ingresos para la persona y para las arcas públicas a través de sus cotizaciones.
5. Dificultad de acceso a información y servicios en los que la transformación tecnológica suponga una brecha digital.
6. Actitudes negativas en la prestación de cuidados a largo plazo.
En AYUDANIA nos sumamos a las recomendaciones y adopción de actitudes positivas y empáticas hacia la vejez, entendiéndola como una etapa más de la vida, comprendiendo y reconociendo la diversidad existente en ella, asumiendo que los cambios debidos a la edad deben ser objeto de respeto y favoreciendo la participación informada de las personas mayores en la toma de decisiones, especialmente en aquellas en las que están implicadas.
Estamos comprometidos con la erradicación del «edadismo» y sus graves consecuencias, favoreciendo con nuestros cuidados a domicilio la independencia y capacidades de las personas mayores, prolongando todo lo posible su autonomía y autoestima, su dignidad y cuidando especialmente su bienestar emocional.
AYUDANIA, los cuidados que dan vida.