21 de septiembre, Día Mundial del Alzheimer: estas son las señales de alarma de esta enfermedad

21 de septiembre, Día Mundial del Alzheimer: estas son las señales de alarma de esta enfermedad

Al hacernos mayores, cambiamos. Almacenamos más experiencia y sabiduría, aprendemos a relativizar problemas y dificultades, y nos convertimos en referencia y guía para nuestros familiares y allegados. Pero el paso de los años también puede provocar una merma progresiva de nuestras capacidades físicas y mentales, y conviene prestar atención a estos cambios para detectarlos cuanto antes, acertar en el diagnóstico y atajar en lo posible sus efectos.

La Sociedad Española de Neurología advierte de que el miedo a sufrir la enfermedad de Alzheimer está creciendo de manera exponencial. Según sus datos, hace diez años el 1% de los pacientes que acudían al neurólogo exponían su temor a padecer esta dolencia; a día de hoy, la cifra de las personas que expresan esa duda en las consultas representa más del 30%.

Esto es debido a un mayor conocimiento de la enfermedad y de sus consecuencias. Todos conocemos a alguien, un amigo, un familiar, un cuidador, que nos habla de los trastornos de memoria, los cambios de carácter y de personalidad del enfermo, de conductas incoherentes e incluso peligrosas y de la incapacidad que llega a provocar. Pero conviene distinguir los despistes propios de la edad de los verdaderos síntomas del Alzheimer.

En este artículo recopilamos las señales de alarma que identifican la Fundación Alzheimer España, la Fundación Pasqual Maragall y la Alzheimer’s Association de Chicago. Reconocerse en solo una de ellas no significa que padezcamos la enfermedad, pero es necesario acudir al médico de cabecera para que tome la mejor decisión en su caso.

1. Pérdidas de memoria

Es uno de los primeros síntomas, y siempre afectan a hechos recientes. Suelen ser olvidos de encargos, fechas, citas e incluso eventos cotidianos, como por ejemplo: “¿Qué he comido hoy?”, “¿Con quién acabo de hablar por teléfono?”.

2. Repetición de preguntas, aunque se reciba la respuesta

Se trata de cuestiones obsesivas, que se repiten frecuentemente, a pesar de que obtengan la respuesta una y otra vez: “¿Qué hora es?”, “¿Qué hora es?”, “¿Cuándo llega tu padre?”, “¿Cuándo llega tu padre?”.

3. Colocación de objetos en lugares ilógicos

Es frecuente el hallazgo de cosas en ubicaciones inesperadas y que además no se recuerde cómo han llegado allí. Las llaves del coche en la basura, un cuchillo de cocina en el jardín, ropa en la nevera… pueden ser algunos ejemplos.

4. Desorientación en lugares conocidos

Suele ser habitual no saber ubicarse en su propia casa o en trayectos cotidianos y recurrentes, como el camino al supermercado.

5. Errores en la percepción del paso del tiempo

Puede preguntar “¿qué día es hoy?”, aunque se haya hablado varias veces de que es domingo, o que confunda conocidos actuales con otros que forman parte de su pasado.

6. Dificultad para seguir una conversación

Un indicio de alerta puede ser que el lenguaje sea cada vez más pobre o que se abandone una conversación sin ser consciente de ello. También puede mostrar dificultad para interpretar bromas o para entender el estado de ánimo de otras personas.

7. Perder objetos personales importantes o dinero

Puede que no recuerden dónde han guardado cosas significativas, como el dinero de la pensión o una pulsera valiosa.

8. Mostrarse descuidado

Se nota una menor preocupación por el aspecto y la higiene personal o de la casa.

9. Dificultad para recordar el nombre de objetos cotidianos

Es la sensación de que se ha borrado del cerebro el nombre de cosas habituales, no poder completar la frase “dame la …. (cuchara, por ejemplo), ¡no me acuerdo de cómo se dice!”

10. Imposibilidad de realizar tareas simples y recurrentes

Tales como meter la llave en la cerradura para abrir la puerta, cambiar de marcha en el coche, marcar un número de teléfono.

11. Falta de interés y motivación para actividades con las que antes se disfrutaba

Dar un paseo, leer el periódico, jugar una partida a las cartas…

12. Cambios bruscos de humor

Sin motivo aparente, la persona se pone iracunda, de mal humor, huraña… y ni ella misma es capaz de explicar la razón.

13. Dificultad para manejar objetos simples con funciones evidentes

Sabe lo que es un peine, pero ha olvidado cómo peinarse, usa el tenedor como si fuese un cuchillo…

14. Nerviosismo en ambientes poco familiares o ante situaciones nuevas

Puede mostrar inquietud o miedo ante ellas y que incluso trate de evitarlas poniendo excusas para no enfrentarse a ellas.

15. Dificultad para planificar o resolver problemas sencillos

Es posible que no pueda seguir una receta que ha hecho mil veces o manejar las cuentas mensuales. Le cuesta concentrarse e invierte mucho más tiempo del habitual en solucionar cuestiones habituales.

16. Disminución o falta de buen juicio

Se suele percibir un cambio en el modo de tomar decisiones. Por ejemplo, puede regalar grandes cantidades de dinero a desconocidos, como personas que venden productos o servicios.

Alguna de estas señales puede confundirse con las dificultades propias del envejecimiento. Por eso es importante detectarlas y consultarlas para no alarmarnos injustificadamente o para diagnosticar cuanto antes la dolencia, si ese fuese el caso.

Habitualmente son los familiares o allegados los primeros en notar los primeros indicios, ya que las personas que los padecen pueden no ser conscientes de ellos. Si los percibes, no los ignores.

En el caso de que finalmente la enfermedad sea diagnosticada, la Fundación Alzheimer España propone estos 10 nuncas del Alzheimer:

1.- NUNCA discutas con el enfermo, ponte de acuerdo con él.

2.- NUNCA trates de razonar, distrae su atención.

3.- NUNCA le avergüences, ensálzalo.

4.- NUNCA trates de darle lecciones, serénalo.

5.- NUNCA le pidas que recuerde, rememórale las cosas y hechos.

6.- NUNCA le digas “acabo de contestarte…», repíteselo cuantas veces haga falta.

7.- NUNCA le digas «ya te he dicho cómo se hace…», dile «haz lo que puedas».

8.- NUNCA le exijas y ordenes, pregunta y enséñale.

9.- NUNCA le culpes, dale ánimos.

10.- NUNCA fuerces, refuérzale.

En AYUDANIA sabemos muy bien lo que supone cuidar a una persona enferma de Alzheimer. Nuestro personal profesional de cuidados tiene experiencia y conocimientos específicos en dolencias propias de la tercera edad y por eso puedes confiar en ellos para tu tranquilidad y seguridad.

También se ha comprobado que este tipo de dolencias se pueden agravar si las personas mayores que las padecen cambian su domicilio y sus escenarios habituales, ya que esto suele contribuir a la desorientación y pérdida de referencias y recuerdos. En AYUDANIA estamos comprometidos con los cuidados en el hogar el mayor tiempo posible, porque sabemos lo importante que es esto para el bienestar físico y emocional de los mayores.

AYUDANIA, los cuidados que dan vida.